11.01.04 - 11.02.04

11 Unas manos, la brisa presentida, la llovizna manchada de tinta. Retozadas, no ilusorias, con filo, las memorias se ruedan, se enhilan.
12 Llega la noche con tinta nueva quitando sombras, sombras, sombras… Necesitamos reconocernos, echar a la orilla malos recuerdos, retar a esta vida que se ha vuelto ajena y arisca, y burlar a la muerte; tomar las riendas de nuestras andanzas. Para alumbrar distintos latidos, para que al fin me digas lo que prefieres. Aún hay qué rescatarnos. No todo está perdido. Vamos a renovarnos; nos veremos, Amor, una vez más, recuperaremos lo que entregamos. Inventemos, confía; arriesguemos, que tenemos tiempo. Vamos, vamos a renovarnos que no todo está perdido.
13 La languidez, el abandono y algunos vestigios de la palabra año o amor -juntas o separadas-, son semejantes al tono falible y gratuito de la ciudad y su flaca desnudez, semejantes a la llovizna relatada en frases ahogadas, un montón de expresiones sin acomodo, trazos banales en lo que quiere ser una gran obra de arte; son rasgos alterables, tiempos incongruentes, que desubican al ser y a la palabra -precisa- que llegaría al fondo y, rotunda, súbita, se toparía la verdad enfrente. (Sé que hay palabras que hago muy mías, sabes que hay otras por decir).
14 Ante todo sueño, un batallón de letras desleídas retoñar y retomar como una ola con la ilusión de abatir toda duda -toda ausencia- para conseguirnos la claridad que nos hará florecer. Senderos labrar y pintar para un bien, ver los pasadizos para algo mejor, sorber de un lago profundo juventud, y que la inquietud cante apasionada llevándonos a la danza prometida.
15 La ausencia de ruido es el nido de los suspiros que vagan sin razón, repasándote sin mimar tu mirar. Mis labios cautivos, perdidos, en exilio, desde lejos, piensan en reanudar su original destino, cantando a media voz como si con eso bastara.
16 Se ve una hoja al borde de la deriva, se escucha la música más difusa, un frescor descuartizado se cuela, y un frío denso me escala, me acusa. Ya se ciega el alma en noche dispersa, ya se anula, se recubre y se endilga, se oculta el cuerpo, lento tremulante, confundido en el dejo del paisaje.
17 Con el tiempo –y ya sin él- me he acostumbrado a despertarme como hoy en la aurora fría: Levantarme sin fe de la cama antes de que el reloj haga el día, y poner aturdido un disco cualquiera que irrevocablemente carga consigo la canción que hace que te inmortalice aunque no quiera.
18 Con el tiempo –y ya sin ti- me han ido matando los monólogos y las utopías que intentan componerme una sinfonía para tranquilizarme y volver a la cúspide de la añoranza. Mas aquel éxtasis, así de pronto, rompere por completo con el silencio previamente armado, como el océano que pierde la calma en la hora crítica de la madrugada.
19 Y eminentemente se ha ido forjando un enero poco ferviente. Tratando de tener paz ahora -qué hora-, convencido por una tonada -enamorada-, he marcado tu número para cantarte, ya sabes, tardo en dormir, no es por molestar al arte ni por curtirte el aire; ya ves, me he quedado sin movimiento.
20 En el camino, como si estuviéramos cansados, nos detenemos, nos volvemos extraños, como si ningún día nos hubiéramos amado.
21 La armadura de un guerrero no le protege solamente de lo que puede entrar, también de lo que pudiese salir.
22 Me escucho tu voz.
23 También quisiera decirte que tengo secos los labios, que me sigo asombrando de tus gritos y gestos alegres, que aún me admiro la naturalidad con que tu lengua va inventando.
24 Sereno-observo-la tierra-que iluminas.
25 Suponte que no me importaras, que no hiciera gran caso a tus risas y demandas. Suponte que ya no escribiera y, peor aún, que ya ni te pensara; que por ti no sintiera nada, que versara que me incomodas. Suponte que te tocara un blues con una doble intención de incomodarte y alejarte de manera fría, hiriente e incluso humillante. Suponte que ya no tratara de cuidar la voz, que huyera velozmente de ti, y vos fueras la mancha en mi vida. Suponte que te despreciara, injuriara, aborreciera e ignorara sin pena alguna, sin salvar al recuerdo. Suponte que sin más te odiara y que tus caricias olvidara, que ya no estuviera planeando cómo sembrarte una sonrisa. Suponte que dijera además que nunca te he puesto atención, que tú no has valido nada en mí, que tan sólo has sido una distracción que no jamás logró generar verdadera emoción; que fueras realmente molesta; que padeciera amnesia y así tu nombre no suspirara; suponte que en verdad me fueras menos que indiferente o te desquiciara con firmeza tal, al extremo de no querer verte nunca más; suponte que ya no escuchara cada palabra de tus voces, que prescindiera cada abrazo que en esta mente inquieta traigo, y que no fueras ni mi amada, ni mi viajera enamorada, ni siquiera mi amiga linda. Suponte que tus suaves labios no me gustaran, luego, que no dijera a pie juntillas que tu cuerpo que da albor es un maravilloso templo… Entonces, qué enorme desperdicio de mi tinta y del tiempo, entonces sí que sería un gran tonto.
26 Mira que si así eres hermosa, imagínate si llevaras una vida en tu vientre, si fuera cierto -no sólo un sueño- eso de ser madre, certeramente amigable, protectora. Con el máximo de ternura, serías encanto duplicado, envidiado, no creado; con tu fiel maternidad mostrarías tantos deseos, juegos, cantos, cuentos y ocurrencias aún sin comentar. Fresco entonces tu rostro lindo tendría otro toque mágico, mas por ahora, guárdate así.
27 Hoy me ha invadido el día en que te mostraste ante mí sin palabras y no he vuelto a ser el mismo. El respiro es sólo un pretexto. Como en un rito, como en una ceremonia, dejamos correr la música fuera de nosotros, tus piernas me cobijaron, y ya sin ningún milímetro de tu piel por descubrir: nos vestimos de tacto con la fuerza que jamás volverá, al fin te soltaste el cabello, y la libertad por la que tanto luchamos, nos encontró; abrazado a tu pecho me amaneciste los labios… tu rostro se volvió infinito. Completos tus ojos míos vi, diciendo tú: -No quiero que nos vayamos nunca. Diciendo yo: -No quiero desasirme de la belleza. Diciendo en el mismo instante: -No quiero desarmarme.
28 De las cosas que más anhelo es que me envíes al fondo de tu garganta y extravíes estos labios.
29 Una interpretación de un programa con pensamiento mágico puede, en este caso -en este día-, ser tan amplia como la aparición de un evento imprescindible del cual se espera en sí lo más perturbador. Posteriormente en otras regiones pensadas repercutidas, las cosas de algún lado dañadas van desvaneciéndose, notando que no son -ni eran- de tanto agravio, mostrando al portador cierta calma.
30 Tengo una estrella, un cometa, una luna o un planeta que me gustaría concederte… y volver a nuestra odisea.
31 Si recuerdas la habitación de nuestra mente, dime las palabras que viste, cuenta cuánta velocidad llevaban mis pisadas al acercarme al alma de tu beso sin final, y dame los abrazos que se perdieron al abrir los ojos.
01 Te escucho mi voz.
02 Intentando lo mejor, me tienes en tus manos; ten mi voz, que eres causa de sus palabras. En tus manos mi tacto, la suavidad que extraño; mírame inagotable, mírame incontrolable, los eventos dirigir y las fechas ordenar ya no es mi capacidad, posarme me es difícil, lo has notado, y en esa lucha por regenerar me he llegado a complicar. Este hilo de esperanza tal cual tela de araña es lo suficientemente resistente. Me enteras de la existencia de otro, y me dices que quizá lo estés utilizando, creyendo que ya no nos buscamos.
03 En la historia que aún no tiene un fin, sin quimeras fugitivas, Deseo se siente vivo, lleva un diagnóstico decisivo con arranques de esperanzas y de nuevo aliento. Con fulgor ideas quieren engendrar, emanar de un cielo diferente, sin impurezas; revolucionarias y plausibles se construyen al segundo... luego las desvaneces.
04 Yo pidiendo retornos, tú sin diálogos, sin señas, al asunto le das ¼ de vuelta. ¿Y qué sucede? Espero, siempre, vuelvo, espero, vuelvo, y no veo. Al parecer ya no me necesitas. No tengo lugar. ¡Dónde me dejas!
05 La sensación de que me amas es relativa.

06 El cielo se nubla, me gusta, pero preferiría mojarme contigo.


07 Si sientes que robo calor de tus poros es para estar más adentro. Mírame, te exclamo, te conjugo y te grito: te amo.
08 Despacio, en el lienzo de la constelación, se trazan los caminos: Todos llevan a ti.
09 Apareceré en los vestigios y el talvez se desvanecerá; los besos rotos llegarán por la ventana para pasar la noche con nosotros... Al menos el cielo tendremos en común.
10 La tarde ha decidido dejar de esperarte, mejor, mirar el viento. No sé si realmente hemos insistido. Qué fue del arte con el que las sonrisas hicimos, dime dónde quedan los años de aquellas ilusiones, dónde dejamos el alma. Es tarde y he decidido dejar de llamarte, quizá se fue nuestro tiempo; se fue a la suerte y no lo perseguimos. Qué puedo darte perdimos la sonrisa y ahora nos buscamos para alejarnos, de aquellas ilusiones no queda ya nada, es tarde.
11 Vamos a hacer un silencio, mientras la calle se abre echaremos los sueños a un lado, que tarden. Vamos a volvernos silencios para borrar los tiempos, la métrica y el ritmo entre nosotros.

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