El equilibrista
Siempre fui el equilibrista, el fugitivo, el que jamás permanece, siempre fui el puntos negros, el alimento incierto, la mariposa desnudada.
Siempre fui el equilibrista, el no ocurre nada, ya pasará, siempre fui el no te apures, el engañado, el disoluto, siempre fui el que levantó la fruta del suelo.
Siempre fui el equilibrista, siempre fui lo que no era, siempre fui el que amenazaba con la mano en forma de revolver, el chico triste que hacía reír.
Hasta que te conocí
Siempre fui el equilibrista, el no ocurre nada, ya pasará, siempre fui el no te apures, el engañado, el disoluto, siempre fui el que levantó la fruta del suelo.
Siempre fui el equilibrista, siempre fui lo que no era, siempre fui el que amenazaba con la mano en forma de revolver, el chico triste que hacía reír.
Hasta que te conocí
Mi estimado César: Que gusto leérte de nuevo, saber de ti de nuevo, y todo lo que conlleva (jajaja). Me gusta lo que escribes. Y respondiendo a tu pregunta, acerca de qué es esto (tu blogg, claro), me quedo con el siguiente concepto:
ResponderBorrarUn paseito por todo lo que hay detrás de tus lentes.
Simple, ¿no? Pero creo que es lo más chévere que se me ocurre jajaja. Saludos, espero toquemos algo juntos, muy pronto, ya tengo algunas rolas en mente.
Hola Julio César,
ResponderBorrarveo que se ha hecho de día en tu avatar. :)
Gracias por el email.
Un abrazo y... ¡nos vemos por los blogs!
Hablo de lo que no se dice
ResponderBorrarSiempre fui el marimbero, el boxeador,
el titiritero, el mendigo.
Nunca supe la línea perfecta
entre la razón y la duda. Pecados cometí
en la soledad de mi sangre. Crímenes
contra la sombra, gritos sobre el aire.
Siempre fui el equilibrista
hasta que me di de culo contra el suelo.
No pude subir a tiempo al espectáculo.
Me cesaron. Desde entonces escribo con palabras
sucias, contaminadas de cantina, de sombras,
de madrugadas abandonadas en el quicio
de alguna iglesia solitaria. Siempre fui
eso que me tocaba ser : el equilibrista
temblando ante la cuerda, el domador
adentro de las fauces. Estuve en la escuela
y nunca aprendí nada, cuando no fuera
el color de las montañas, el nombre exacto
de esos ríos que no veré nunca. Se acabó la fiesta.
Y sigo golpeando a la piñata, los ojos vendados,
alentado sólo por el gozo de algunos amigos imprevistos.
Gracias por darme el placer y el dolor de leer eso.Gracias!
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