Pez dorado

De pequeño me dieron un frasco oscuro como regalo de cumpleaños que ni tenía envoltura ni tenía moño. Me prometieron que dentro, había un pez dorado. Ansioso, quise sacarlo para verlo. Empecé a vaciar el frasco que apenas podía sostener. El agua caía y caía, caía y caía, y el pez ni siquiera se asomaba. Terminé vaciando toda el agua y el pez dorado no salió. Finalmente rompí aquel frasco contra el piso, y ahí, encima del barro roto, en lágrimas, estaba el pez dorado, aleteando, pidiendo vivir.

Comentarios

  1. Lo recogiste, no??? Y le buscaste otro frasco!

    Yo de pequeña tuve un pez dorado... murió devorado por otro pez que compramos tiempo después... aiixx..

    Un beso, J. César!

    ResponderBorrar
  2. En realidad ahí acaba el cuento...

    =)

    ResponderBorrar
  3. Buen final para un pez dorado sin su pecera, a veces me siento así :P

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas populares